Es muy tierno observar a una mujer dándole pecho a su bebé pero esto se vuelve una pesadilla para un hombre si se prolonga con los años. Me refiero a las madres que se resisten a aceptar que sus varoncitos crecen. Se disfrazan de madres contemplativas, generosas, dadivosas, amables, serviciales y con espíritu de sacrificio pero muy histéricas cuando alguien las contradice. Esas dulces madres suelen hacerles creer a sus hijos que con 50 años aún siguen siendo niños e incluso desautorizan al padre en frente de sus hijos. En la infancia de sus niños se dedican a hacerles creer que son incapaces de ser autónomos, deciden por ellos, les hacen todo y bajo esa figura autoritaria, amorosa y materna pueden en algunos casos sembrar en sus hijos la falta de confianza, baja autoestima y otras veces un miedo terrorífico a las mujeres. Parece increíble que un hombre pueda tenerle miedo a una mujer. Algunos lo demuestran siendo tímidos y otros lo ocultan siendo machistas, inmaduros, infieles e incapaces de tener una relación estable porque ven a las mujeres como trofeos para asegurarsen a sí mismos que ellos pueden conquistar una mujer pero en el fondo se sienten inferiores. Buscan la apariencia física o monetaria para la aceptación social u otros simplemente no son capaces de sostener un hogar sin que estén cerca las faldas de su madre. ( Afirmaciones basadas en varios textos de psicología ). Muchas veces el machismo de un hombre es provocado por madres que no los educan para respetar a las mujeres y les infunden la idea de que ninguna mujer vale la pena escondiendo el miedo a que puedan amar a otra mujer mas que a ellas.
La reflexión de este escrito es simple: ¿Vale la pena cortarle las alas a un hijo y hacerlo infeliz por el solo hecho de negar que los hijos crecen y se van?
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